Capítulo 10
Los guerreros llevaban ya más de un día de caminata cuando Barrok se detuvo
y con una seña de su mano ordenó a los demás hacer lo mismo.
-¿Qué pasa? –preguntó Tainina.
-No estamos solos –sus ojos se habían transformado en un frenesí de
movimiento en busca del intruso.
-¿Qué?
-Hace largo rato que alguien nos está siguiendo.
Frente a tales palabras todos se pusieron en alerta. Pero fue el general
quien se percató de un movimiento en unos arbustos cercanos. Con cautela se
acercó y con su espada movió algunas ramas. Vio algo que no esperaba: un rostro
ovalado y bello, un cuerpo delgado y pequeño, y largos cabellos negros cayendo
como cascada.
-¿Pero qué haces aquí, niña? –exclamó al reconocer a la pequeña sirvienta
del castillo de Monded.
-Bueno…yo… no quería quedarme allí –explicó con lágrimas en los ojos.
-¡¡¡Maldición!!! Tienes que regresar.
-¡No quiero, por favor!
-Barrok, no podes obligarla –dijo Tainina acercándose y alzando a la niña.
-Ella no puede venir.
-Pues tampoco regresará a ese horrible lugar.
-El causante de las locuras del castillo está muerto, Ilei está muerto.
-Nadie asegura que no se vuelvan a repetir.
-Ella no puede venir y es mi última palabra.
-Ordena todo lo que quieras, pero no tengo porque obedecerte –enfrentó la
joven con decisión.
-Haz como quieras, pero yo no me responsabilizaré por lo que le pueda
suceder.
-Tampoco te lo pediría.
Barrok se alejó gruñendo como un animal salvaje.
-¿Por qué no nos avisaste que venias con nosotros en vez de seguirnos?
–preguntó Tainina a la pequeñita.
-Bueno… yo… -miró a Tiberius que se encontraba cerca.
-Ah entiendo. Pero no te preocupes él no volverá a lastimarte, porque si se
atreve siquiera a acercarse te aseguró que yo misma le arrancaré las pelotas
–el aludido solo sonrió sarcásticamente como acostumbraba a hacer y siguió su
camino -.Dime, bonita ¿cuál es tu nombre?
-Daka, me llamo Daka.
La joven guerrera sonrió con dulzura al igual que su nueva amiga y ambas
siguieron adelante en el camino.
* *
*
La noche los sorprendió camino al siguiente pueblo, por ello decidieron
acampar en el bosque y seguir viaje al día siguiente.
Tainina recostó a la niña cerca de ella, y con caricias en la cabeza la
hizo dormir al igual que ya lo hacía el resto de sus acompañantes a excepción
de Barrok que apoyado en un árbol cercano la miraba.
-¿Qué? –preguntó la mujer un tanto molesta.
-Me preguntaba qué es lo que haces.
-¿De qué hablas?
-Desde que comenzamos este viaje nuestra vida pende de un hilo y más nos
acercamos al mago más en peligro estamos, trayendo a la niña la expones a lo
mismo. Por eso llegué a la conclusión de que queriendo ayudar a la niña, estas
tratando de remediar un error del pasado.
-Solo dices estupideces, Barrok.
-Sabes bien que tengo razón.
-¿Y tú? ¿Acaso no haces lo mismo? ¿Qué error quieres remediar atrapando al
mago?
El general suspiró hondo y miró para otro lado con fastidio.
-Tengo razón ¿verdad? –dijo la mujer pero con mayor tranquilidad.
-Sí, tienes razón –miraba a lo lejos como si evocara un viejo recuerdo.
-¿Qué es Barrok? ¿Qué es tan grave que no te deja tener paz?
El general permaneció unos segundos en silencio hasta que volvió a hablar.
-Lo que yo buscó es redención –explicó.
-¿De qué?
-De… el peor error de mi vida.
-Todos cometemos errores.
-No tan graves.
-¿Qué sucedió?
-¿Por qué te interesa?
-Porque tú… me importas.
Barrok se quedó contemplándola durante unos segundos finalmente se decidió,
se acercó a su amiga y comenzó con su relato.
* * *
Yo pertenecía a la guardia real del reino de Leinad. Era general y tenía a
mi cargo una división que contaba con más de mil hombres.
Un terrible criminal comenzó a cometer horribles actos delictivos y me fue
encomendado capturarlo. Varias veces los perseguimos, varias veces lo
acorralamos, pero todas las veces logró burlarse de nosotros y escapar. Eso
hería mi orgullo como soldado. Poco a poco fui perdiendo la paciencia y estaba
dispuesto a hacer lo que sea necesario con tal de atraparlo.
Recibimos la información de que se ocultaba en un pueblo cercano y llegamos
hasta allí. Pero se negaron a abrirnos las puertas, para ese entonces yo ya no
tenía paciencia y di la orden a mis soldados de que derribaran las murallas y
capturaran al criminal y así fue: todos con espadas en mano ingresaron al
pueblo. Yo derribé a cuanta persona se me cruzó, lo único que me importaba era
capturar a quien me habían encomendado.
Al final lo encontré ocultó en una casa. No mostró resistencia, al
contrario estaba acurrucado en un rincón como si se tratara de un niño pequeño.
Pero ni siquiera frente a tal imagen sentí piedad y lo ejecuté de inmediato. No
satisfecho con ello le cercené la cabeza y la coloqué en mi espada. Salí de la
casa y la mostré a mis hombres como si fuera un trofeo.
Fue en ese momento que vi lo que yo y mis soldados, por mis órdenes,
habíamos hecho: por un criminal masacramos un pueblo entero: hombres, mujeres y
niños por igual habían caído por el filo de las espadas. De repente me vi rodeado
de fuego en las casas, sangre ajena en mi cuerpo y muerte por donde mirase,
muerte de inocentes que nada malo habían hecho.
* *
*
-Lo demás es historia conocida, mis superiores se enteraron de lo que había
hecho, me sometieron a juicio y decidieron mandarme a la prisión de Melgir
–concluyó el general.
Tainina se tapaba la boca y en sus ojos había lágrimas por lo oído.
-Eso es lo que sucedió y la respuesta a tu pregunta es: sí. Intentó
encontrar redención atrapando al mago. Por mucho tiempo creí que la única forma
que había de pagar por mis crimines era sufrir en Melgir hasta mi muerte y
luego el castigo en el inframundo. Pero ahora por primera vez creo que hay otra
forma de redimirme, haciendo lo correcto como una vez supe hacerlo.
-Lo siento, Barrok. No sabía, no quise abrir esa herida.
-No te preocupes, no es tu culpa.
-Por lo que veo no somos tan distintos –le tomó de la mano.
-¿Por qué… por qué lo dices? –balbuceó viendo la actitud de la joven.
Estaba vez fue Tainina la que se tomó unos minutos para comenzar su relato:
<<Aunque no lo creas yo provengo de una familia aristócrata. Soy la
menor de tres hermanos. Mi padre era un diplomático muy respetado, tanto que
despertaba la envidia de muchos otros, en particular de uno: alguien que él
consideraba su amigo, Debrón. Pero no era así, lo traicionó. Cuando yo tenía
ocho años lo inculpó de un delito que no había cometido.>>.
Tainina calló durante unos segundos recordando los sucesos y Barrok aguardó
en silencio hasta que continuó
<<Mi padre fue apresado, mientras que a nosotros nos quitaron todos los
títulos y nos quedamos sin nada. Mi papá murió en la cárcel pocos meses luego
de su encierro y mi madre murió de tristeza. Solo quedamos mis hermanos y yo,
ellos se enlistaron en la guardia de Leinad con el fin de tener algún dinero, y
al principio me enviaban cartas y algunas monedas pero después de un tiempo
dejaron de hacerlo, aparentemente murieron en batalla.
Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas.
<<De la noche a la mañana y con solo ocho años me quedé totalmente
sola. Y todo por culpa de un ambicioso hombre. Lo único que me mantenía con
vida era mi sed de venganza. Conocí personas que estaban dispuestas a
entrenarme a cambio de… bueno creo que no es necesario decirlo. Diez años
después estaba lista para mi venganza. Descubrí que a Debrón le gustaban las
prostitutas, así que me hice pasar por una y logré entrar en su castillo. Una
vez a solas le confesé quien era y comencé a torturarlo, disfrutaba de cada
segundo que es hombre sentía dolor. Pero en un momento de distracción se
escapó. Lo perseguí y ejecuté todos los guardias que se me cruzaron `para
defenderlo. Finalmente lo encontré, estaba escondido en la habitación de su
pequeña hija, tal como estaba el hombre que tú perseguías. Cuando iba a matarlo
su hija se cruzó y sin querer hacerlo la ejecuté, llena de ira por lo sucedido también
maté Debrón. Pero no solo a él, asesiné a todos en el castillo nadie quedó con
vida. Pensé que luego de lograr mi venganza y el dolor se iría, pero no fue
así, el dolor se hizo más grande, me había convertido en algo similar a Debrón
o aún peor. Seis meses después los guardias del rey me apresaron y al igual que
tú me condenaron a Melgir.
Tainina calló y Barrok respetó esos minutos de silencio. Había escuchado
cada palabra, había sentido la pena de la mujer, pero no estaba seguro de poder
sentir piedad o tristeza hacia mucho que su corazón se había cubierto de una
dura coraza que lo volvía insensible.
-Yo también busco redención, Barrok.
-¿Por ello quieres ayudar a la niña? ¿Es como un reemplazo de aquella niña
que mataste?
-No, lo hago por mí misma. No quiero que estando sola se convierta en
alguien como yo –acarició la cabeza de la pequeña que permanecía dormida -.No
somos nada distintos.
-Me doy cuenta. Ahora entiendo mucho de ti. Por ello te enfureciste tanto
en el castillo, en Daka te veías a ti misma.
-Sí –asintió con la cabeza -.Por mucho tiempo odié, a Debrón, a su familia…
a todos los hombres.
Barrok permaneció inmutable como siempre y en silencio en espera de que la
mujer continuara.
-Este viaje es importante para mí –exclamó Tainina -. Comencé a ver al
mundo de otra forma y ver a los hombres de otra forma y eso es en parte…
gracias a ti.
-¿A mí?
-Sí, Barrok, aunque no lo creas o no lo veas eres un gran hombre.
El general sintió aquellas palabras en su corazón, por primera vez en mucho
tiempo alguien había logrado llegar a él.
-Sera mejor dormir ahora, saldremos temprano –exclamó intentando ocultar
cualquier tipo de sentimiento.
-De acuerdo, que descanses –Tainina sonrió con dulzura.
-También tú.
Barrok le dio la espada y cerró sus ojos pero aquella noche tardó mucho
tiempo en lograr conciliar el sueño. Sin embargo sin saber porque, cuando lo
logró, pudo dormir en paz como no lo hacía desde hacía mucho tiempo.