Capítulo 5
De un solo movimiento, Barrok, le cercenó la cabeza a un trasgo. Dos más lo
atacaron por la espalda pero su destino fue similar al anterior. Nomed tampoco
tenía dificultades para defenderse, sin embargo Tiberius que apenas se mantenía
en pie estaba recibiendo una paliza de parte de los pequeños seres. El joven se
abalanzó para ayudar a su compañero, atravesó de lado a lado con la hoja de la
espada a un enemigo, mientras que el restante recibió un demoledor cabezazo de
Tiberius que, pese a la fiebre, ardía en adrenalina.
El general se encargó de los restantes, dos recibieron tajos en su abdomen
que los mató haciéndoles perder sus intestinos. A cuatro les cortó la cabeza en
rápidos movimientos y el último fue abierto al medio. Agitado, y bañado en
sangre ajena, Barrok miró al último trasgo que permanecía inmóvil observándolo
con su báculo en la mano. Se lanzó sobre él, y cuando la hoja de la espada
estaba a punto de alcanzarlo desapareció. El guerrero miró hacia un lado y otro
asombrado. Con dientes apretados lo visualizó al otro lado de la habitación
-De acuerdo –exclamó –.Eres un chamán, ya lo entendí.
-¿Cuál es el plan? –preguntó Nomed acercándose con Tiberius apoyado en él.
-Trato de pensar en uno. Estos seres no suelen ser muy inteligentes,
debemos aferrarnos a eso.
-¿Cómo?
-Toma esto –le dio una pequeña daga que el clérigo les obsequiara –.Ahora
deja a ese inútil en algún lugar -señaló a Tiberius con el mentón -.Cuando te
lo indiqué arrójale el cuchillo al trasgo.
-¿Eso solo?
-Eso solo, yo me encargo del resto.
A paso firme el general avanzó hacia su enemigo, el cual recitó algunas
palabras en un idioma inentendible, tres luces de colores se formaron a su
alrededor y luego se las arrojó a Barrok que debió girar sobre el suelo para no
ser alcanzado.
-Así que sabes hacer algo más que huir de los ataques.
El ser no respondió, solo se preparó para volver a relanzar el hechizo,
pero el resultado fue similar al anterior. Barrok giraba una y otra vez sobre
el suelo esquivando todas las embestidas, pero al mismo tiempo se fue acercando
a su rival lentamente. El chamán dándose cuenta de ello, volvió a desaparecer,
se teletransportó hacia otra parte de la sala.
-¡Demonios! –exclamó el general.
Intentando una nueva táctica Barrok tomó un palo de un trasgo muerto y se
lanzó contra su rival, cuando estuvo cerca le arrojó el madero, como era de
esperarse el trasgo volvió a moverse a otro lugar de la sala y desde allí atacó
con su bolas de luz a su rival, lastimándolo levemente en el pecho.
Pero al general poco le importó aquello, había verificado lo que pensaba. El
trasgo se movía siempre de izquierda a derecha. Sabiendo eso, se podía
anticipar a cualquier intento de fuga.
Sonrió un poco y volvió a la carga. Antes de alcanzar al chaman, dio la que
orden a Nomed para que arrojara la daga. El trasgo se percató de ello y se
teletransportó, pero Barrok ya se había anticipado, se movió antes hasta el
lugar y cuando su rival apareció lo atravesó de lado a lado con la espada para
luego levantarlo y arrojar el cuerpo sin vida a un costado.
Ya sin ningún impedimento el general destruyó el altar, que liberó una
bruma oscura que finalmente abandonó la cueva.
-Está hecho.
-No sabía que había trasgos por esta zona –agregó Nomed acercándose a su
compañero.
-No deberían estar. Alguien los trajo, alguien más poderoso, lo suficiente
como para poder controlarlos y ordenarles que permanezcan aquí.
Terminado su trabajo los tres hombres se dispusieron a regresar a la
superficie con la esperanza de que la pesadilla del pueblo haya terminado.
* * *
Dos días después la realidad de la gente era otra. La peste parecía haber
desaparecido por completo, mientras que los últimos enfermos ya se estaban
recuperando. Tainina y Tiberius estaban en pie y aunque su aspecto aún no era
el mejor estaban sanando con rapidez.
-La recuperación es asombrosa, pero no entiendo que fue lo que sucedió –exclamó
el clérigo a la entrada del templo y en presencia de los cinco guerreros.
-Alguien utilizó magia negra sobre la base del pueblo, sea cual sea el
hechizo que intentó realizar salió mal y se manifestó como una enfermedad y
seguía presente en el altar, destruido toda la magia se disipó –explicó Barrok.
-Y ¿los muertos vivientes?
-Es lo mismo, tiene que ver con la magia realizada. Cuando encuentre al
responsable tendremos más respuestas.
-¿Quiere decir que se van?
-Al menos yo. Seguiré viaje.
-Pero no sabes dónde buscar, ¿a dónde iras? –preguntó la mujer de cabellos
rojo.
-No lo sé con exactitud, pero el que causó esto aún sigue dando vueltas por
la isla, y pienso que es el mismo que nos atacó, iré a buscarlo. Además desde
el continente ya deben estar enterados del hundimiento del barco y si saben que
estamos vivos no tardaran en mandar soldados a buscarnos, quedarnos en un lugar
mucho tiempo es peligroso.
-Iré contigo, te lo debo –respondió Tainina sin dudarlo.
-No me debes nada, niña. Eres libre para hacer lo que te plazca.
-Y eso hago, iré contigo –remarcó.
-También yo –agregó Nomed -.Pienso lo mismo que tú, y es mi intención
ayudarte.
-Sera como deseen ¿Cuál es el siguiente poblado? –preguntó la sacerdote.
-Es Afia.
-De acuerdo entonces hacia allá iremos.
-¿Puedo ayudarlos en algo más? La gente esta tan contenta con ustedes que
los habían invitado a permanecer aquí todo el tiempo que deseen con comida y
agua asegurada.
-No es de mi interés –exclamó el general como siempre sin demostrar su
emoción -.Solo puedes ayudarme obsequiándome la espada.
-Desde luego.
-Gracias. Saludos clérigo. Andando.
Comenzaron a caminar y Celden los acompañó.
-¡¿Qué?! ¡¿Todos se van?! -ninguno de los presidarios respondió a la
pregunta de Tiberius -.No puedo creerlo.
Maldiciendo, enfundó su espada y caminó detrás de sus compañeros. Somar los
saludó con la mano hasta que se perdieron de vista.
-¡Ah! ¡Dioses los mandé al pueblo de Afia! –se tomó la cabeza dándose
cuenta tarde de su error -.Espero que nada les pase.
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